Entrevista con Alma Gutiérrez, antropóloga y diseñadora
Texto y fotos: Gabriela G. Barrios García / Leticia Bárcenas González
La expresión artística en sus más variadas manifestaciones está presente en la cotidianidad de nuestras calles, donde la interculturalidad está como valor positivo y se nos presenta no sólo como una forma de expresión sino como una realización profesional.
Hombres y mujeres, orgullosos de sus raíces convergen sus conocimientos con las manifestaciones que se encuentran en los lugares donde crecieron y soñaron, como Alma Gutiérrez, quien desde niña aprendió de su abuela el bordado y con el paso del tiempo no dejó de utilizar las manos para crear.
Antropóloga de profesión, esta joven emprendedora comienza un reto que parte de una idea: ¿Qué mujer no sueña con la bolsa ideal? Una que sea hermosa, práctica, portadora de una tradición cultural como el tejido y el brocado y que no haya otra igual en el mundo.
Alma Gutiérrez, quien desde hace tres años se dedica al diseño y elaboración de bolsas artesanales, retomando textiles tradicionales del estado de Chiapas para inspirarse, afirma que no está inventando el hilo negro, sólo unió el amor por sus raíces chiapanecas y su pasión por las bolsas: “Busco que se refleje el textil en la bolsa, investigo sobre él, sobre la cultura de quien lo hace. Cada posición de los colores tiene su significado.”
Cada bolsa lleva una etiqueta en la que se encuentra el modelo de la bolsa y el origen del textil, aunque dice con tristeza que poca gente presta atención a ese detalle pues se van más a que si se ve bonita o no. Nos cuenta que cada nombre que elije representa algo y que así seguirá haciéndolo aunque sea difícil pronunciarlos o entenderlos.
Nos muestra cada uno de los modelos que ha realizado y emocionada afirma: “No son costales, son bolsas artesanales, hechas a mano y hay que cuidarlas, quererlas”.
¿Desde cuándo te dedicas al diseño de bolsas?
Comencé en diciembre del 2008 con la idea y las ganas de experimentar. Todo el año del 2009 me dediqué a comprar textiles, a investigar cómo se hacían las bolsas, empecé de cero, no tenía idea de nada hasta que comencé a trabajarlo. Dos meses estuve duro y duro hasta que al fin salió una que gustó mucho con mis amigas. Me decían “quiero una, quiero otra”. Una amiga me dijo haz un stock y lo presentas como un compendio de todo el trabajo que haces para que no seas la costurera que hace bolsas sino que haces un diseño.
¿Quién te enseñó a elaborar las bolsas, dónde aprendiste?
Nadie. Ahí fue lo más difícil, de hecho conozco a una señora que hace bolsas y me gustaba su trabajo, fui y le dije si me podía enseñar pero me dijo que no. Entonces, ¿cómo hacerlas? Soy fanática de las bolsas, me gustan las formas, el diseño de cada bolsa. Tenía varias y elegí una, comencé a tomar medidas “drásticas” (risas). Medía y pensaba si aquí le dejo dos centímetros o cinco centímetros a cada lado y así empecé a cortar. Me decían hazlo con una tela que no sea textil y yo de necia dije no, de una vez con textiles porque quiero ver cómo queda.
Empecé a cortar sin patrón ni nada porque no tenía ni idea de costura. No estudié costura. Como pasatiempo bordaba, hacía punto de cruz u otras cosas como almohadas o cortinas, pero nada que fuera más elaborado. Corté, empecé a coser y cuando ya la iba a terminar veo que me queda al revés (risas), digo no es posible y me daba hasta la una de la mañana costurando. Desde las cinco o seis de la tarde hasta que me dormía o hasta que me cansaba dejaba la costura, al otro día a desbaratar y al otro empezaba otra vez a ver cómo podía empalmar lo que es la parte de afuera de la bolsa con el forro. Al final de dos meses de estar duro y dale con lo mismo por fin quedó.
¿Aparte de esta actividad te dedicas a otra cosa?
Mi trabajo principal por ahora es en la Secretaría para el Desarrollo de la Frontera Sur, específicamente en la Subsecretaría de Enlace para la Cooperación Internacional, y ya en mi tiempo libre que es de seis de la tarde a 10 u 11 de la noche me dedico a esto todos los días, bueno, los fines de semana me despierto a las seis y media como si me fuera a trabajar, de hecho me levanto con más ganas (risas) porque ya estoy pensando qué es lo que voy a hacer, entonces me levanto, desayuno y me pongo a cortar o a bordar las partes que falten o a pegar las bolsas.
¿Cuánto tiempo te lleva la elaboración de una bolsa?
Aproximadamente una semana en lo que se corta, son alrededor de 30 piezas para hacer toda la bolsa no solamente el textil. Hay que coser a mano los bordados, las aplicaciones. Aparte hay que hacerle la aplicación de chaquiras, el decorado. Adentro tiene un forro que le da forma a la bolsa y permite se quede parada; más las asas, otro forro que lleva por dentro con una entretela, las bolsitas internas con cierres, su propio forro y el bies.
¿Cuál es la razón por la que trabajas en esto?
La primera porque soy chiapaneca, la segunda porque me encantan los textiles. Cada municipio tiene un toque que lo identifica y sus habitantes lo sienten parte de ellos, un chamula no se va a vestir igual que un zinacanteco. Es parte de la identidad de cada grupo o de cada etnia que utiliza esos textiles. También es importante el significado que tienen esos textiles, algunos son precolombinos, como los de Larrainzar, toda la parte de los altos, que todavía tienen la técnica tradicional ancestral del tejido y brocado en telar de cintura, hasta los que son tejidos en pedal o como el petatillo en Chiapa de Corzo o el punto de cruz en la zona más al Norte.
¿De qué región específicamente del estado has retomado tejidos?
Comencé trabajando con textiles de Larrainzar y de Zinacantán; de ahí continúe con los de Yajalón, Chilón, Ocosingo, Aldama, Pantelhó y Chiapa de Corzo. Ahora quiero trabajar con Chenalhó.
¿Crees que tu profesión de antropóloga tiene que ver con este gusto por los textiles y las bolsas o te podrías haber dedicado a lo mismo si fueras bióloga, por ejemplo?
Es muy buena pregunta. Desde niña me ha gustado el diseño y creo que la antropología lo complementa, porque me ha dirigido a qué textos buscar, a qué cosas leer para conocer más sobre los textiles, porque no es solamente una tela bonita o “ah, es hecho por artesanos o artesanas”. Por cierto, creo que la palabra está mal empleada porque son artistas, al decir artesanos se devalúa su trabajo, para mí es un artista quien elabora eso, la combinación de colores, la aplicación de hilos, hacen una pintura con hilos prácticamente.
Donde plasman su cosmovisión.
Sí, por eso digo “tienes la cultura en tus manos” con una bolsa y arte, además. ¿Por qué una bolsa? Porque la puedes llevar a todos lados y utilizarla cuantas veces quieras. Hay bolsas que puedes utilizar del diario, puedes lucir el textil en cualquier momento con cualquier atuendo, en cualquier lugar a donde tú vayas, con ropa actual.
¿Tienes un dibujo previo de cómo va a quedar?
Normalmente es casi como ensueños. Me pregunto cómo se vería este textil, cómo va a combinar, cómo podrá quedar en una bolsa. Imagino la bolsa, de hecho me inspiro en bolsas ya hechas, realmente no estoy inventando el hilo negro. Entonces tomo una bolsa que me gusta, veo si le quedaría ese textil y empiezo a dibujar, voy checando medidas y hago un patrón antes de cortar.
Si no estás inventando el hilo negro, ¿qué distingue tus bolsas de las otras ofrecidas en el mercado?
¡El diseño! Es una bolsa hecha por una mujer para una mujer, pensando en qué necesidades tienes en una bolsa. Es muy bonita pero también es práctica, tienes el llavero, tienes un espacio para tu celular y tienes otra bolsa con un ziper para que puedas guardar todos tus secretos ahí.
¿Cuáles son los modelos de bolsas que has realizado?
Ch´ulel fue el primer modelo que hice y le puse así porque Ch´ulel significa Alma que es mi primer nombre, el siguiente modelo se llama Antsetik y significa mujeres que elaboran los textiles, hay otro que es Jch´ulme´tik que es mi luna, santa madre. Las carteras se llaman Pepen, que significa mariposa, porque al abrirlas parece que abren sus alas.
¿El proceso de manufactura lo haces sola o con alguien más?
Me está ayudando una chava a quien le estoy enseñando a hacer algunas cosas básicas y me ayuda mi hermana en el armado de algunas bolsas, en el tiempo que ella puede porque también trabaja, pero el terminado siempre lo hago yo, porque quiero que lleven el toque mío.
¿Qué le hiciste a tu primera bolsa?
La vendí (risas). ¡Súper baratísima! De ahí me encargaron otra y otra, hasta que dije espérenme a que saque mi colección. Me llevó un año completamente para presentar la primera colección. Fueron 40 bolsas.
¿En dónde las presentaste?
En casa de mi novio Iván, mi novio en ese tiempo. Invitamos amigos, fue algo muy familiar, muy de amigos. Les comenté del trabajo que se estaba haciendo, el tiempo de elaboración y ya tenía el nombre de la marca, aunque todavía no estaba registrada, afortunadamente ahorita ya lo es.
¿Cuál el significado del nombre de tu empresa?
La empresa se llama Jch'ul metik, significa “Mi luna” y también significa “Santa Madre”. Yo quería ponerle un nombre que identificara a la marca pero que tuviera un significado, no Alma Gutiérrez sino un significado con relación a los textiles. Santa Madre también es quien les enseña a las mujeres el arte del tejido. Creo que tiene mucha relación, de hecho el icono de la marca que uso en la etiqueta, es una mujer con su aura de santa y enfrente tiene el telar donde está tejiendo y donde está brocando.
Es maya tsotsil y así nada más, sin la jota, ch'ul metik significa Santa Madre, de hecho también en la lengua tseltal lo identifican como Santa Madre, y la jota (Jch'ul metik) le da el sentido poético de mi, de mi propiedad, Mi Luna ya es algo mío.
¿Cómo proyectas tu empresa dentro de dos años?
¡Ayyyy! (Risas) La proyecto como una gran empresa, más fortalecida, con más personas trabajando conmigo porque sí me gustaría dar empleo a través de esto, me visualizo ya comercializando a nivel nacional e internacional, de hecho ahora ya se han vendido bolsas en otros estados y en dos países, Brasil y Estados Unidos. El proceso es un poco lento.
¿Qué recursos utilizas para comercializarlas?
¡El facebook! Me contactan a través del facebook o a través de mi página porque ahí tiene un enlace donde se van al correo, me dejan mensaje de que les mande el catálogo con los precios. También de voz a voz porque tengo amigas que han comprado bolsas y las llevan y su familia les dice “oye, ¿dónde la compraste?” y ellas dicen que conmigo y vienen o me hablan y las vienen a ver.
Lo padre también es que ninguna bolsa es igual, aunque tenga el mismo diseño, la misma forma. Como las hago una por una, tienen un toque que la otra no va a tener porque mientras estoy bordando o armando una, ya se me ocurrió otra cosa. Cada bolsa es original e irrepetible, ¡única! En cada una busco que se refleje el textil y además le doy un toque personal, le agrego un detalle.
¿Has encontrado opiniones adversas referentes a tus bolsas o a la combinación de textiles?
No. Afortunadamente las bolsas han gustado mucho, todos los comentarios han sido muy padres, lo único es sobre el precio pero son pocas las personas que lo hacen, hay quienes no regatean absolutamente nada. Yo tampoco regateo. Voy a los municipios para comprar de primera mano los textiles, no compro con intermediarios porque cuando vienes a ver te compras un textil mucho más caro y quien se lleva la menor parte de las ganancias es la persona que elaboró ese textil. Comprando con los artesanos tengo la seguridad que ese dinero va a ir directamente a la artista que realizó el textil.
Tú que eres fanática de las bolsas y ahora que las haces, ¿cuántas tienes para tu uso personal?
Tengo tres. Tengo la del diario, tengo una para salir y me funciona como otra vía de comercialización porque me preguntan dónde la compré, les digo que yo las hago y les doy mi tarjeta.
Hombres y mujeres, orgullosos de sus raíces convergen sus conocimientos con las manifestaciones que se encuentran en los lugares donde crecieron y soñaron, como Alma Gutiérrez, quien desde niña aprendió de su abuela el bordado y con el paso del tiempo no dejó de utilizar las manos para crear.
Antropóloga de profesión, esta joven emprendedora comienza un reto que parte de una idea: ¿Qué mujer no sueña con la bolsa ideal? Una que sea hermosa, práctica, portadora de una tradición cultural como el tejido y el brocado y que no haya otra igual en el mundo.
Alma Gutiérrez, quien desde hace tres años se dedica al diseño y elaboración de bolsas artesanales, retomando textiles tradicionales del estado de Chiapas para inspirarse, afirma que no está inventando el hilo negro, sólo unió el amor por sus raíces chiapanecas y su pasión por las bolsas: “Busco que se refleje el textil en la bolsa, investigo sobre él, sobre la cultura de quien lo hace. Cada posición de los colores tiene su significado.”
Cada bolsa lleva una etiqueta en la que se encuentra el modelo de la bolsa y el origen del textil, aunque dice con tristeza que poca gente presta atención a ese detalle pues se van más a que si se ve bonita o no. Nos cuenta que cada nombre que elije representa algo y que así seguirá haciéndolo aunque sea difícil pronunciarlos o entenderlos.
Nos muestra cada uno de los modelos que ha realizado y emocionada afirma: “No son costales, son bolsas artesanales, hechas a mano y hay que cuidarlas, quererlas”.
¿Desde cuándo te dedicas al diseño de bolsas?
Comencé en diciembre del 2008 con la idea y las ganas de experimentar. Todo el año del 2009 me dediqué a comprar textiles, a investigar cómo se hacían las bolsas, empecé de cero, no tenía idea de nada hasta que comencé a trabajarlo. Dos meses estuve duro y duro hasta que al fin salió una que gustó mucho con mis amigas. Me decían “quiero una, quiero otra”. Una amiga me dijo haz un stock y lo presentas como un compendio de todo el trabajo que haces para que no seas la costurera que hace bolsas sino que haces un diseño.
¿Quién te enseñó a elaborar las bolsas, dónde aprendiste?
Nadie. Ahí fue lo más difícil, de hecho conozco a una señora que hace bolsas y me gustaba su trabajo, fui y le dije si me podía enseñar pero me dijo que no. Entonces, ¿cómo hacerlas? Soy fanática de las bolsas, me gustan las formas, el diseño de cada bolsa. Tenía varias y elegí una, comencé a tomar medidas “drásticas” (risas). Medía y pensaba si aquí le dejo dos centímetros o cinco centímetros a cada lado y así empecé a cortar. Me decían hazlo con una tela que no sea textil y yo de necia dije no, de una vez con textiles porque quiero ver cómo queda.
Empecé a cortar sin patrón ni nada porque no tenía ni idea de costura. No estudié costura. Como pasatiempo bordaba, hacía punto de cruz u otras cosas como almohadas o cortinas, pero nada que fuera más elaborado. Corté, empecé a coser y cuando ya la iba a terminar veo que me queda al revés (risas), digo no es posible y me daba hasta la una de la mañana costurando. Desde las cinco o seis de la tarde hasta que me dormía o hasta que me cansaba dejaba la costura, al otro día a desbaratar y al otro empezaba otra vez a ver cómo podía empalmar lo que es la parte de afuera de la bolsa con el forro. Al final de dos meses de estar duro y dale con lo mismo por fin quedó.
¿Aparte de esta actividad te dedicas a otra cosa?
Mi trabajo principal por ahora es en la Secretaría para el Desarrollo de la Frontera Sur, específicamente en la Subsecretaría de Enlace para la Cooperación Internacional, y ya en mi tiempo libre que es de seis de la tarde a 10 u 11 de la noche me dedico a esto todos los días, bueno, los fines de semana me despierto a las seis y media como si me fuera a trabajar, de hecho me levanto con más ganas (risas) porque ya estoy pensando qué es lo que voy a hacer, entonces me levanto, desayuno y me pongo a cortar o a bordar las partes que falten o a pegar las bolsas.
¿Cuánto tiempo te lleva la elaboración de una bolsa?
Aproximadamente una semana en lo que se corta, son alrededor de 30 piezas para hacer toda la bolsa no solamente el textil. Hay que coser a mano los bordados, las aplicaciones. Aparte hay que hacerle la aplicación de chaquiras, el decorado. Adentro tiene un forro que le da forma a la bolsa y permite se quede parada; más las asas, otro forro que lleva por dentro con una entretela, las bolsitas internas con cierres, su propio forro y el bies.
¿Cuál es la razón por la que trabajas en esto?
La primera porque soy chiapaneca, la segunda porque me encantan los textiles. Cada municipio tiene un toque que lo identifica y sus habitantes lo sienten parte de ellos, un chamula no se va a vestir igual que un zinacanteco. Es parte de la identidad de cada grupo o de cada etnia que utiliza esos textiles. También es importante el significado que tienen esos textiles, algunos son precolombinos, como los de Larrainzar, toda la parte de los altos, que todavía tienen la técnica tradicional ancestral del tejido y brocado en telar de cintura, hasta los que son tejidos en pedal o como el petatillo en Chiapa de Corzo o el punto de cruz en la zona más al Norte.
¿De qué región específicamente del estado has retomado tejidos?
Comencé trabajando con textiles de Larrainzar y de Zinacantán; de ahí continúe con los de Yajalón, Chilón, Ocosingo, Aldama, Pantelhó y Chiapa de Corzo. Ahora quiero trabajar con Chenalhó.
¿Crees que tu profesión de antropóloga tiene que ver con este gusto por los textiles y las bolsas o te podrías haber dedicado a lo mismo si fueras bióloga, por ejemplo?
Es muy buena pregunta. Desde niña me ha gustado el diseño y creo que la antropología lo complementa, porque me ha dirigido a qué textos buscar, a qué cosas leer para conocer más sobre los textiles, porque no es solamente una tela bonita o “ah, es hecho por artesanos o artesanas”. Por cierto, creo que la palabra está mal empleada porque son artistas, al decir artesanos se devalúa su trabajo, para mí es un artista quien elabora eso, la combinación de colores, la aplicación de hilos, hacen una pintura con hilos prácticamente.
Donde plasman su cosmovisión.
Sí, por eso digo “tienes la cultura en tus manos” con una bolsa y arte, además. ¿Por qué una bolsa? Porque la puedes llevar a todos lados y utilizarla cuantas veces quieras. Hay bolsas que puedes utilizar del diario, puedes lucir el textil en cualquier momento con cualquier atuendo, en cualquier lugar a donde tú vayas, con ropa actual.
¿Tienes un dibujo previo de cómo va a quedar?
Normalmente es casi como ensueños. Me pregunto cómo se vería este textil, cómo va a combinar, cómo podrá quedar en una bolsa. Imagino la bolsa, de hecho me inspiro en bolsas ya hechas, realmente no estoy inventando el hilo negro. Entonces tomo una bolsa que me gusta, veo si le quedaría ese textil y empiezo a dibujar, voy checando medidas y hago un patrón antes de cortar.
Si no estás inventando el hilo negro, ¿qué distingue tus bolsas de las otras ofrecidas en el mercado?
¡El diseño! Es una bolsa hecha por una mujer para una mujer, pensando en qué necesidades tienes en una bolsa. Es muy bonita pero también es práctica, tienes el llavero, tienes un espacio para tu celular y tienes otra bolsa con un ziper para que puedas guardar todos tus secretos ahí.
¿Cuáles son los modelos de bolsas que has realizado?
Ch´ulel fue el primer modelo que hice y le puse así porque Ch´ulel significa Alma que es mi primer nombre, el siguiente modelo se llama Antsetik y significa mujeres que elaboran los textiles, hay otro que es Jch´ulme´tik que es mi luna, santa madre. Las carteras se llaman Pepen, que significa mariposa, porque al abrirlas parece que abren sus alas.
¿El proceso de manufactura lo haces sola o con alguien más?
Me está ayudando una chava a quien le estoy enseñando a hacer algunas cosas básicas y me ayuda mi hermana en el armado de algunas bolsas, en el tiempo que ella puede porque también trabaja, pero el terminado siempre lo hago yo, porque quiero que lleven el toque mío.
¿Qué le hiciste a tu primera bolsa?
La vendí (risas). ¡Súper baratísima! De ahí me encargaron otra y otra, hasta que dije espérenme a que saque mi colección. Me llevó un año completamente para presentar la primera colección. Fueron 40 bolsas.
¿En dónde las presentaste?
En casa de mi novio Iván, mi novio en ese tiempo. Invitamos amigos, fue algo muy familiar, muy de amigos. Les comenté del trabajo que se estaba haciendo, el tiempo de elaboración y ya tenía el nombre de la marca, aunque todavía no estaba registrada, afortunadamente ahorita ya lo es.
¿Cuál el significado del nombre de tu empresa?
La empresa se llama Jch'ul metik, significa “Mi luna” y también significa “Santa Madre”. Yo quería ponerle un nombre que identificara a la marca pero que tuviera un significado, no Alma Gutiérrez sino un significado con relación a los textiles. Santa Madre también es quien les enseña a las mujeres el arte del tejido. Creo que tiene mucha relación, de hecho el icono de la marca que uso en la etiqueta, es una mujer con su aura de santa y enfrente tiene el telar donde está tejiendo y donde está brocando.
Es maya tsotsil y así nada más, sin la jota, ch'ul metik significa Santa Madre, de hecho también en la lengua tseltal lo identifican como Santa Madre, y la jota (Jch'ul metik) le da el sentido poético de mi, de mi propiedad, Mi Luna ya es algo mío.
¿Cómo proyectas tu empresa dentro de dos años?
¡Ayyyy! (Risas) La proyecto como una gran empresa, más fortalecida, con más personas trabajando conmigo porque sí me gustaría dar empleo a través de esto, me visualizo ya comercializando a nivel nacional e internacional, de hecho ahora ya se han vendido bolsas en otros estados y en dos países, Brasil y Estados Unidos. El proceso es un poco lento.
¿Qué recursos utilizas para comercializarlas?
¡El facebook! Me contactan a través del facebook o a través de mi página porque ahí tiene un enlace donde se van al correo, me dejan mensaje de que les mande el catálogo con los precios. También de voz a voz porque tengo amigas que han comprado bolsas y las llevan y su familia les dice “oye, ¿dónde la compraste?” y ellas dicen que conmigo y vienen o me hablan y las vienen a ver.
Lo padre también es que ninguna bolsa es igual, aunque tenga el mismo diseño, la misma forma. Como las hago una por una, tienen un toque que la otra no va a tener porque mientras estoy bordando o armando una, ya se me ocurrió otra cosa. Cada bolsa es original e irrepetible, ¡única! En cada una busco que se refleje el textil y además le doy un toque personal, le agrego un detalle.
¿Has encontrado opiniones adversas referentes a tus bolsas o a la combinación de textiles?
No. Afortunadamente las bolsas han gustado mucho, todos los comentarios han sido muy padres, lo único es sobre el precio pero son pocas las personas que lo hacen, hay quienes no regatean absolutamente nada. Yo tampoco regateo. Voy a los municipios para comprar de primera mano los textiles, no compro con intermediarios porque cuando vienes a ver te compras un textil mucho más caro y quien se lleva la menor parte de las ganancias es la persona que elaboró ese textil. Comprando con los artesanos tengo la seguridad que ese dinero va a ir directamente a la artista que realizó el textil.
Tú que eres fanática de las bolsas y ahora que las haces, ¿cuántas tienes para tu uso personal?
Tengo tres. Tengo la del diario, tengo una para salir y me funciona como otra vía de comercialización porque me preguntan dónde la compré, les digo que yo las hago y les doy mi tarjeta.
PERFIL
Nombre: Alma de Jesús Gutiérrez Aguilar
Lugar de nacimiento: Yajalón, Chiapas
Edad: 30 años
Número de hermanos: Una
Estado civil: Soltera
Número de hijos: Cero, tengo una se llama Sabina, es mi perrita (risas)
Estudios: Antropología social
Pasatiempos: Diseño
Película: Shreck
Diseñador: Dios
Ritual: Al inicio del año del conejo una amiga me regaló un conejito con muchas semillitas, me dijo “para que tengas prosperidad”, lo tengo por allá (risas) pero sí funciona
EN CORTO
Hilo: Pintura
Color: Creación
Textil: Cultura
Máquina de coser: Medio para el trabajo
Bolsa: Mis diseños
Tijeras: Corte
Forma: Arte
Luna: Mi luna, Santa Madre
Manos: Creadoras
Entrevista publicada en El Heraldo de Chiapas, en la sección de Cultura el martes 17 de mayo de 2011.