martes, 28 de abril de 2009

Entrevista con Jesús Gilberto Gómez Maza, ganador del Premio Chiapas 2008


“No me gustan los niños enfermos, precisamente por eso soy médico”

PRIMERA DE DOS PARTES

Gabriela G. Barrios/Leticia Bárcenas

Fotos: Gaby Barrios

Jesús Gilberto Gómez Maza, es un chiapaneco al que le apasiona la política, la cual ejerció con verticalidad y visión social, pero quizá su mayor legado sea el que proviene de su profesión como médico pediatra, quehacer que le fue reconocido con el Premio Chiapas 2008 por su labor científica en el estado.

Nos recibe en su casa cobijado por sus libros, las fotos sepia que le recuerdan sus orígenes, las imágenes a color de su esposa, hijos y nietos que lo impulsan a seguir luchando por la vida, la computadora que se ha vuelto su aliada para decir, como siempre, lo que piensa, así como el aroma a café recién hecho. Con la amabilidad que lo caracteriza, nos invita a sentarnos e iniciamos la charla.

El doctor Gómez Maza, con 38 años de experiencia y quien asegura que volvería a ser pediatra si tuviera que volver a elegir, nos cuenta en esta primera parte de la entrevista de sus inicios en la medicina, de por qué elige la pediatría y sus vivencias médicas, de su tenacidad para que en Chiapas se implementara un programa en el que nadie creía y que ha salvado la vida de muchos niños, así como de las enfermedades más recurrentes en la entidad.

EL MÉDICO

¿Qué le sugiere la infancia?
Felicidad, crecimiento y desarrollo.

¿Qué lo llevó a elegir la medicina y, en particular, la pediatría?
La medicina, la necesidad de ver todos los días un amanecer, el amor por la vida, las flores, las plantas y por supuesto por el ser humano. Y la pediatría al ver que en el penúltimo año de la carrera se morían muchos niños por carencia de pediatras.

Terminé mi sexto año de Medicina en el Hospital Civil de Oaxaca, había un solo pediatra calificado que era cirujano, un pediatra que llegaba a apoyar y dos “hechizos”; la responsabilidad como estudiantes del sexto año de la carrera recaía sobre nosotros y se nos morían como pollitos.

La lucha ha sido permanente en mi vida, nos fuimos a la huelga de hambre los internos, que éramos diez para un hospital que tenía 110 camas, pidiendo aumento de salario y un hospital pediátrico; la primera demanda se logró al momento, tres años después se cumplió con el cometido de un hospital pediátrico. Posteriormente, en la ciudad de México estuve en hospitales infantiles y ya la orientación fue mucho más directa.

Alguna anécdota que recuerde de sus primeras consultas
Cuando llegué como interno a Oaxaca no pude dormir la primera noche; “aquí llegan en la madrugada muchos macheteados”, me dijeron. Mi primera consulta fue una apendicitis, difícil por la experiencia nula, porque ni siquiera eres pasante de servicio social, eres estudiante de sexto año.

Otra experiencia maravillosa fue atender un parto al estilo indígena; la señora no podía dar a luz en la mesa acostumbrada, tuvo que hincarse viendo hacia el lavabo donde se higienizaban los instrumentos y dio la espalda, ¡recibir al bebé por atrás, sin una gota de agua! Fue un parto maravilloso, de lo más limpio, fisiológico cien por ciento. Dije: así deberían ser las salas de parto.

Ya en el periodo de residencia hubo muchísimas anécdotas, como atender un parto en un camión de segunda viniendo de la ciudad de México (risas).

¿Cuál es la clave para ser un buen pediatra?
Amar a los niños. Soy muy intolerante con los papás que no ayudan pero con los niños no porque son los que están sufriendo.

¿Han llegado a su consultorio padres que creen saber más que usted?
Todos saben más que yo o creen saber más; muchas veces saben más que uno porque tienen al niño diario, lo que pasa es que el conocimiento no lo tienen sistematizado, en cuanto lo tienen pueden ser una gran ayuda; más si uno acostumbra hacer puericultura, a que los papás aprendan, pero hay quienes no hacen lo que les digo a pesar de que lo estén apuntando. La mejor enfermera es la mamá, pero tiene que ser primero buena mamá para que sea buena enfermera o buena pediatra. (Risas).

¿Cuáles son las recompensas del trabajo con los niños?
La sonrisa de ellos.

¿Quiénes son más fáciles de convencer, los niños o sus madres?
Los niños. (Risas).

¿Alguna vez, una mamá o un papá lo sacaron de sus casillas?
¡Muchas! Anécdotas hay pero son cosas que mejor no tocar. Es muy frecuente que uno les dice una cosa y la entienden al revés o tardan mucho en que le expliquen a uno cómo están las cosas con el paciente.

¿Y muchos papás mienten?
Sí. Mienten porque no saben lo que está ocurriendo o quieren ocultar su descuido en el manejo de sus hijos o son mitómanos; a veces se da un enfrentamiento entre el papá y la mamá, él dice una cosa y ella dice otra, entonces les digo: pónganse de acuerdo porque necesito saber qué sucede. Por eso le creo más al niño, muchas veces.

La medicina y la familia, ¿se complementan o compiten?
En mi caso, las dos cosas. Siempre traté de separar mis tiempos, dedicarle el cien por ciento al consultorio, cien por ciento a la política o al partido o al sindicato cuando estaba en actividades de los mismos, el cien por ciento a la casa cuando estoy en la casa.

Tan molesto es que por haraganería o por necesidad los mismos compañeros lleguen a la junta sindical con un paciente, como que llegue un sindicalista o un miembro del partido al consultorio a querer ver asuntos del partido o de consulta, o que a la casa hablen por cualquiera de las tres cosas; es molesto porque te sacan de la concentración en la que estás.

Sin embargo, cuando mi esposa y yo estábamos por salir con mis hijos, y llegaba justamente una persona con su niño enfermo, aunque era molesto, no me podía negar porque soy médico las 24 horas del día.

¿Qué opina de la medicina homeopática o alternativa?
Son cosas distintas. La medicina homeopática es una vieja ciencia, efectiva en su momento. Tiene cosas que no comparto; se presta mucho a la charlatanería.

Conozco homeópatas en Chiapas que son profesores, ministros de religión o médicos que no encontraron más que su tabla de salvación recetando homeopatía, pero sólo hicieron un cursito, eso no es ser homeópata.

Con la medicina alternativa pasa lo mismo. Cuando se abrió China al mundo occidental, fue un médico de la UNAM a China a ver acupuntura, estuvo un mes y escribió un libro; otro doctor, de lo más irónico, de lo más preciso en sus comentarios, después de que lo presenta delante de todos, le dice: doctor, lo felicito, usted fue a China un mes a ver acupuntura y nos regala un libro, si hubiera tenido el privilegio de estar tres años le aseguro que hubiera usted escrito un artículo. Ese es el problema, también se presta a la charlatanería.

A raíz de mi situación física, mis hijos me insistieron que viera algo de medicina oriental, tuve una experiencia con un grupo de ozonoterapia en la ciudad de México y había médicos ahí acupunturistas chinos, vietnamitas, haciendo una maestría; estudian 10 años para ser acupunturistas no un cursito de tres meses para aprender a poner balines o agujitas, esa es charlatanería, es mentira.

Hay otro caso, con una maquinita que inventa. La computadora apenas empieza a procesar algunas cosas, los datos de laboratorio deben de confirmar lo que se sospecha clínicamente, cómo entonces una mugre máquina va a darte un diagnóstico de páncreas, esófago, hígado; son charlatanes.

También en la medicina alopática habemos charlatanes y muy pesados, que le damos vitaminas a todos, también lo sabemos, se presta para todo, pero aquello más porque es medicina que va por el lado mágico, místico, la respuesta tiene más que ver con nuestra sicología.

La medicina que llamo alternativa es otra, por ejemplo, el agua de sal en el oído cuando duele, es una alternativa para la mamá y no es un medicamento, pero le quita el dolor, como cuando desinflama los pies o cuando ayuda con un absceso que está a punto de drenar; es medicina alternativa el lavado de ojos con agua de manzanilla, es herbolaria real y existe y se vale y tiene su base científica, no es magia, lo mágico es que el niño diga ¡ay, ya se me quitó el dolor! ¡Oh, es mágico el doctor, se me deshinchó el dedo con la uña encarnada después de ponerla en agua de sal caliente!

Esa es la verdadera medicina alternativa, lo otro, los imanes, es charlatanería pura; pero existe la electrostática, sí, la telepatía entre padres e hijos, entre parejas, entre amigos muy cercanos, “estaba pensando en ti”, eso es telepatía pero no se puede controlar, hay quien lo intenta y no es cierto.

¿Cuáles son los avances de la medicina más importantes que ha vivido para mejorar la salud infantil?
El descubrimiento del suero oral. Fue el descubrimiento del siglo según la revista The Lancet, antes de 1986, por supuesto. Con las epidemias de cólera en Bangladesh empezaron a probar y llegaron a la conclusión de que el suero que viene en sobrecito, vida suero oral, fue el descubrimiento del siglo pues vino a cambiarle la vida a los niños, a evitar la venoclisis; el dolor que provoca esa agujita, aparentemente insignificante, es espantoso para los niños.

Se ha dicho que ser médico es ante todo una actitud frente a la vida ¿qué opina?
Así es, somos médicos de niños vivos y queremos seguir manteniéndolos vivos. No me gustan los niños enfermos, precisamente por eso soy médico.

¿Qué consejo da a los jóvenes pediatras?
Que amen a sus niños, que lleven su historia clínica completa y que se acuerden que un buen interrogatorio y una buena exploración hacen un buen diagnóstico, que un mal interrogatorio y una mala exploración hacen un mal diagnóstico y un pésimo tratamiento.

¿Qué aconsejaría para no enfermarse?
Primero, comer bien; estar tranquilos, tratar de dar en lugar de esperar recibir siempre. Es más satisfactorio dar que recibir, te da más placer y ese placer te da más salud mental y más salud física como consecuencia.

¿Cuáles son las enfermedades más recurrentes en los niños chiapanecos, según su experiencia?
La diarrea, los problemas respiratorios y la desnutrición como desencadenante de muchas de ellas; niños desnutridos son presa fácil de todo y el diarreico se puede volver desnutrido porque muchas veces lo mantienen en ayuno.

¿Cuál es el principio más alto que le ha tratado de inculcar a sus alumnos en la Escuela de Medicina?
Que sepan servir, que el que no sirve no sirve y que el que sirve sirve.

¿En qué condiciones trae el Programa Nacional de Control de Enfermedades Diarreicas e Hidratación Oral a Chiapas?
A mediados de la década de los ochenta, el estado tenía el primer lugar en muertes por diarrea. Me invitaron a un curso en 1986, fui con una enfermera del Hospital Materno-infantil, mujer capaz, generosa. Tomamos el curso y regresamos dispuestos a todo. Entonces a ella la cambiaron de servicio, perdiéndose el recurso humano; peleé durante varios meses para que me dieran espacio, recursos para comprar unas jarras y unos vasos, pedí prestadas las cunitas que nunca se usaron en Urgencias, unas sillas, una báscula pesabebés, una báscula de pie, cucharas, tazas y personal, pero sólo facilitaron en la mañana una interna y una enfermera.

Funcionó (el Programa) prácticamente sólo en la mañana y con trabas; me decían ¿para qué quieres estar? O me respondían no, no, espérate, espérate y espérate. Tuve que comprar las jarras con mi propio dinero, los vasos, etcétera. Los sueros, que venían por miles, nos los dosificaban absurdamente, por eso creo que cayeron tres secretarios de Salud (del estado), porque al secretario de Salud federal, Dr. Jesús Kumate (Rodríguez), impulsor del Programa de Hidratación Oral de siempre –a quien estimo mucho por su calidad científica y humana—, le decían ya no me mande más suero que aquí tengo. ¿Qué quiere decir?, que no lo están repartiendo, entonces van pa’juárez (risas). Luego me echaban la culpa a mí.

A mí me preguntaban ¿cómo vas?, pues mal, ¿tienes apoyo?, ninguno; tenía que decir –yo que no tengo pelos en la lengua— la verdad de lo que sucedía, sin embargo, logramos mantener el programa.

Había que capacitar personal y la primera persona fue una médico general muy capaz y generosa, la doctora Carmen Garzón. Dábamos capacitación por distritos, quisimos organizar los servicios, se logró poco, se burlaban de nosotros en el hospital: “está dando su pozolito Gómez Maza, su agüita”; pero surgió una epidemia de cólera y no les quedó de otra más que entrarle al suero oral.

El suero oral tiene su fundamento en el manejo del cólera, que es una enfermedad con vómito y diarrea terribles, donde el paciente emite hasta 100 evacuaciones por día; se deshidrata en una hora, en dos horas se está muriendo y en cuatro horas se muere; por más que le pongan suero en las venas no se recupera el volumen que está perdiendo, pero por la vía oral sí, entonces haces que tome un vaso de suero con cada evacuación, en la que pierden aproximadamente 250 mililitros, se le da un antibiótico y en 48 horas el paciente anda afuera.

Se logró que entrara en la “cabecita” de los médicos el uso del suero y ahora creo que lo usan más las mamás que los médicos en general; muchos pediatras han vuelto a las andadas de recetar caolin pectina, antibióticos sin ton ni son, y respecto al suero no son precisos en cómo debe darse, parece mentira pero muchos están regresando al uso de la venoclisis porque en tiempo de crisis la hospitalización justifica más el cobro que el agüita. Yo habré internado en estos 20 años no más de 10 pacientes con venoclisis por deshidratación y muchos manejados en el pasillo, en la sala de espera, porque es tan noble el método pero a veces los que no ayudan son los papás.

Las condiciones en que se trae el Programa fueron muy pesadas, no fue ni es nada fácil; da tristeza ver que salen de las unidades médicas con las indicaciones para un niño con diarrea: bonadoxina para el vómito, que está prohibida y la siguen usando, caolín pectina que ya no se debe usar, antibiótico y por no dejar, su suero, como lo quiera.

¿Qué representó para usted esa labor?
El romper con todo lo viejo, sospechábamos que se podía, pero no sabíamos cómo. Hacíamos un suero oral muy casero, que muchas mamás lo conocieron: tehuacán con sidral y agua azucarada con sal y limón, que funcionaban con amor.

¿Alguna vez imaginó que su trabajo fuera reconocido con el Premio Chiapas?
No, pero además me lo dan en la categoría de ciencias porque no pueden darme el reconocimiento como luchador social, sería como ponerse la soga al cuello.

Algunos de los que conocen su postura ideológica se han sorprendido de que usted aceptara dicho Premio, ¿qué opina al respecto?
Se sorprenden los que no me conocen. La retribución económica es poca. De hecho, no pensaba aceptar pero mis hijos me dijeron: no es sólo un reconocimiento a tu trabajo como científico, como médico, sino un foro para decir lo que no te dejan decir. Y había que aprovecharlo. Es la última tribuna, el último momento, hasta ahorita, que he tenido a nivel estatal.

SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE




“Usar el poder para servir es magnífico, no el poder por el poder”

Educado por su madre, le inculcó con el ejemplo el amor por el prójimo y al servicio, y le enseñó que la formación cristiana no está reñida con la lucha social; “caminé a los siete años de edad en las primeras manifestaciones antigobiernistas de la mano de mi madre”.

Gilberto Gómez Maza señala que no debemos esperar a que las cosas cambien para cumplir con nuestro deber como profesionistas y como seres humanos, pero que ese cambio debe empezar en la forma de educar a nuestros hijos.

Nos habla de su quehacer como político y de los ideales por los que ha luchado, además de permitirnos conocer otros aspectos de su andar cotidiano.


EL POLÍTICO

¿Qué es hacer política para Gilberto Gómez Maza?
Es poner en práctica la lucha social, es darle a la vida la oportunidad de que a lo mejor podemos cambiar las cosas, es involucrar a más de un ser humano en la búsqueda de la solución de los problemas que todos los seres humanos tenemos: la injusticia, la marginación, la enfermedad, la falta de libertad, la falta de poder decidir qué hacer en un momento dado, no dejar que nos impongan las ideas y que no dejen que el pensamiento humano crezca.

¿Qué satisfacciones e insatisfacciones le ha deparado su participación política?
Podemos hablar que hay tres niveles de participación, si les quieren llamar política, la lucha social pura como estudiante, la lucha social como profesionista y la lucha electoral.

Cuando entramos a la lucha electoral, por indicaciones de una persona muy querida, nuestro mentor Heberto Castillo, quien nos convenció en 1985 de ir por el registro para sacar al partido adelante, el PMT (Partido Mexicano de los Trabajadores), parecía mentira que los "heberturos", como le llamaron al grupo, éramos los únicos que no habíamos aceptado entrarle al aperturismo de Reyes Heroles y de Echeverría.

Fue mi primera participación, yo no quería, nunca he pensado que puedo ganar, estoy convencido que quien gobierna es el dinero no la democracia; la democracia es todavía una quimera, no hay modo de que conozcan tus ideas ni tus propuestas los electores, que votan por la carita que sale en televisión o que se oye en la radio.

Tuve la oportunidad en la última campaña de meter la “enorme cantidad” de un spot televisivo, así imposible competir; la segunda presentación en público fue el famoso debate, ellos se negaron a hacer más, cuando hubiera sido uno por semana o una presentación de los proyectos semanalmente para que realmente el elector las conociera.

Lo que dice el IFE (Instituto Federal Electoral): “investiga, pregunta, entérate”, es otra mentira; ¿cómo te enteras?, ¿con un spot de un minuto o de veinte segundos? Te dicen sus bondades pero no sus proyectos reales. Un diputado promete hacer carreteras cuando no tiene por que prometer hacerlas, cuando su promesa tiene que ser legislar, cuando mucho gestionar, entonces te está volviendo a mentir y el IFE dice amén. Nos informemos pero ¿cómo?, ¿cómo nos vamos a informar así? Entonces aún está en pañales, esa es mi gran decepción, entre comillas.

Mi gran satisfacción es haber resuelto problemas añejos, problemas de 14 y 15 años de lucha social que se suscitaban en Chiapas, se resolvieron en un año, cuando fui diputado, cuando tuve poder. Entonces, si sabes usar el poder para servir es magnífico, no el poder por el poder, es de las grandes satisfacciones, puedo decir que serví en algo en ese sentido.

¿Qué hace falta para promover una nueva forma de política?
Es difícil contestar eso, ¿qué hace falta?, hacen falta muchas cosas; que desde el seno materno y de la familia se inculquen valores reales, que vuelva la clase de Civismo a las escuelas porque no soporto ver a un maestro escupiendo en el piso y haciendo a un lado a una dama, porque nos educaron con esos grandes valores de urbanidad que no es aburguesamiento, una dama será dama aunque sea mi compañera guerrillera y tengo que respetarla, la primera consigna en la lucha armada es el respeto a la mujer, no como de uso sino como una compañera.

La primera mentira en la casa: “dile que no estoy”, entonces se le está enseñando al niño a mentir, luego va a la escuela y si no copia no avanza, empieza su transa con copiar en el examen, maestros estudiantes que tienen ocho parejo y que copian en su examen, ¿qué van a enseñar a sus alumnos a futuro?... Para cambiar la forma de hacer política, hay que cambiar la forma de educar a nuestros hijos.

¿Su izquierdismo surgió cuando era estudiante de medicina o es de nacimiento?
Es de nación (risas), es de nacimiento. A mi padre no tuve la oportunidad de conocerlo y mi mamá nos inculcó el amor al prójimo y al servicio, en la casa siempre había un plato de más, una cama de más y una visita reciente, así nos fue educando, con austeridad y afán de servicio. Caminé a los siete años de edad en las primeras manifestaciones antigobiernistas de la mano de mi madre.

Mi primera impresión fue ver a unos indígenas decapitados, en lo que sería la sala de autopsias del Hospital General de Chiapas, donde está el Centro de Salud, a través de una ventana, de un cristal descascarado, mi escuela, la “Marcos E. Becerra”, estaba a la vuelta. De ahí salió la primera manifestación, movimiento que coordinó Artemio Rojas Mandujano alias “El Pollino”, así empezó mi aprendizaje izquierdista.

Ella (la escuela) viene de la camada de maestros normalistas rurales, cardenistas; en esa escuela estudié hasta el tercer año de primaria, allí aprendí la palabra asamblea general, noción de orden, noción de organización, allí conocimos la parcela escolar donde sembrábamos todo lo imaginable como decía Marcos E. Becerra, el director era el profesor Alfredo Aguilar Juárez y su hermano gemelo también era de la vieja izquierda socialista, entonces desde “nación” es mi izquierdismo, y con la formación cristiana católica que me dieron en casa, lo fui reafirmando, después vinieron los grandes teólogos de la liberación que me ayudaron a dar forma al pensamiento.

¿Qué tipo de aprendizaje le dejó la experiencia del movimiento estudiantil del ‘68?
El ‘68 fue para mí el momento de hacerme hombre, tenía 20 años; el oler a pólvora fue en verdad hacerme hombre, asumir que teníamos que cambiar al país. Hubo compañeros que se fueron a la guerrilla, algunos amigos murieron y otros se fueron a la pura lucha politiquera, otros nos quedamos en la lucha social, esa es la gran diferencia que nos deja el '68. Unos han estado y otros siguen en el poder pero sabemos que no hemos podido cambiar las cosas, aunque algo se avanzó en este país.

Con base en esta experiencia, ¿qué acciones en su ejercicio político emprendió?
Pues la lucha social pura que era compañera de los movimientos sociales, y hacer mi trabajo profesional lo más profesional y con mayor amor posible; vine como pediatra a San Cristóbal de Las Casas (Chiapas), sirviendo en mi profesión con el ejemplo de un gran médico revolucionario, don Ernesto “Che” Guevara, que sacaba muelas y enseñaba a leer, a pesar de que no sabía si ese compañero o ese campesino al otro día iba a estar muerto.

No podemos esperar a que triunfe la revolución para cumplir nuestro deber como profesionales y como seres humanos. Tengo que ser médico, mientras tanto, no descuidar la lucha política, organizar y avanzar en la toma del poder para poder cambiar.

¿Qué significa el movimiento zapatista para Gilberto Gómez Maza, el político?
Que me llegó diez años tarde (risas). La esperanza para Chiapas. Lo reduzco a Chiapas porque se está haciendo realidad el proyecto zapatista, ha avanzado muchísimo en cuanto a que sí tienen autonomía.

De los programas de educación y de salud, ya quisiera la Secretaría de Salud de Chiapas tener la décima parte; el 10 por ciento de los promotores que tiene el sistema de salud zapatista, muchachos –conozco un buen número porque me han invitado a dar pláticas— con una entrega, con una generosidad, que se enamora uno de ellos, lo único que reciben es su pasaje, su taco y el privilegio de servir, eran niños cuando estalla el movimiento zapatista, están avanzando.

Tienen una red fría para vacunas extraordinaria, se está dando mucha atención, les falta, sí, porque no quieren aceptar, y tienen razón, la ayuda del gobierno, porque se las quieren cobrar siempre con foto mínimamente.

Tuve esperanzas de hacer más pero no se dio. Que si quería ser secretario de Salud, por supuesto y les aseguro que hubiéramos logrado probablemente un poquito más, pero no se pudo.

¿Cuál ha sido y es su relación con Samuel Ruiz?
Es uno de mis paradigmas, es uno de mis formadores, lo amo mucho y lo quiero, lo conozco porque estuve en el seminario de San Cristóbal un año, no más, algunas veces lo acompañé, muy pocas. Con el que tiene gran relación es con mi hermano Francisco, a mí no me identifica y no me preocupa porque lo que me interesa es seguir mamando de su generosidad y su entrega hacia los más fregados. Yo vi a Samuel relacionado con las familias más potentadas de San Cristóbal, vi el desprecio que le hicieron por su cambio de actitud y lo veo hoy, enorme, grandote, pero muy cristiano como, quizá esté mal decirlo, quizá ofenda al que no está, como un San Francisco de Asís, de los pocos que han cumplido el evangelio en extremo pero real, así es Samuel para mí.

¿Dios y la izquierda se llevan bien?
Sí, perfectamente bien, porque los dos pelean por lo mismo. Dios quiere el beneficio del hombre, Dios quiere un hombre libre por eso mandó a su hijo a liberarnos y a liberarnos en todos los sentidos, quizá el “único error” de la izquierda es creer que no cree.

Hay muchos cristianos que son más cristianos sin saberlo y muchos cristianos que se dicen cristianos que no lo son, porque los primeros defienden al pobre, son verdaderos cristianos, los otros explotan al pobre, no son cristianos aunque los unos se pongan la cruz más grande y los otros la voz más grande.

¿Quiénes son mi familia y mi madre? dijo Cristo, pues quien cumpla la voluntad de mi padre y mi padre dice ama a tu prójimo como a ti mismo y nos atrevemos a decir, yo en lo personal, ama a tu prójimo más que a ti mismo. Tienes que ir más allá.

¿Cuál es su visión de la política actual?
Van a entrar a temas muy escabrosos para ustedes, porque esta parte la van a censurar. Es un cochinero, son, como lo dije hace poco en un artículo, (el Duque) Richelieu, la Reina (Ana de Austria), el Rey (Luis XIII), la Francia y ¿donde están D’Artagnan y los tres mosqueteros?, peleándose por las curules.

Los partidos políticos son D’Artagnan que se está peleando, mientras Richelieu sigue manipulando, maniobrando para afectar a la reina, el rey mandando entre comillas pero realmente no, entonces la Francia pues anda de la cachetada. Eso es un cochinero, no se sabe cuál canta más, si el Giro o el Colorado.

México es el país en el que con la vara que mides serás medido, los que ayer fueron los mejores ahora son los peores, algunos que eran serviles a Pablo (Salazar Mendiguchía) hoy son sus detractores y que se cuide don Juan (Sabines Guerrero) porque hoy lo alaban a él pero dentro de seis años lo van a detractar también, porque han sido así todo el tiempo, serviles; los tres mosqueteros y la banda o cobrando en el erario o cobrando su chequecito; los grandes luchadores de la reciente izquierda y los otros, peleándose por las curules..

¿Quién le produce alergia?
¡¿Quién?! El gobierno y el poder autoritario, el poder por el poder.

EL HOMBRE

¿Considera que los asuntos de médico y político, deben separarse o van relacionados?
Van relacionados, salgo a la lucha social porque fui médico, claro que a lo mejor lo hubiera hecho pero no con la misma visión. El médico ve la miseria, la pobreza, la causa de la enfermedad; es un circulo vicioso de nuestro medio, la pobreza que da falta de nutrición, la falta de nutrientes te predispone a las enfermedades y las enfermedades te hacen gastar, si te enfermas más te haces más pobre, entonces van relacionadas pobreza-enfermedad.

¿Cómo han influido en su quehacer profesional y político los avances tecnológicos?
Me han dado tristeza porque no han llegado donde deberían llegar, a Chiapas llegan a cuenta gotas; por ejemplo, se hacían desde el siglo pasado cateterismos en el mundo y en Chiapas no había cardiólogos, de repente nos mandan cardiólogos de Monterrey que están aquí un día y que no reciben al niño porque no tiene pase, ¡aunque está morado el escuincle!, tiene una cardiopatía y se muere a las cuatro horas y son grandes cardiólogos, entonces qué, vienen a presumir o a qué, eso da tristeza.

Aquí lo que necesitamos es otra cosa, no esa tecnología avanzada, sí la necesitamos pero sólo el tres por cierto de los que se internan requieren esa medicina, entonces el 97 (por ciento) sigue siendo mal tratado por eso se llenan los cuatro hospitales más importantes del estado, están a reventar.

Aparte de la medicina y la política ¿qué otro tipo de intereses tiene?
Pues es que son el centro de mi vida, la medicina, la política, ¿en qué otra cosa me he metido? Es parte de lo mismo, la difusión de la fe, de la religión. En la medida de que me ha sido posible por mis ocupaciones, he tratado de enseñar a mis hijos la práctica de la religión, es necesario ligar las cosas, ser un católico que vaya a misa, por supuesto, pero que pague el salario mínimo y que luche porque le paguen el salario mínimo a los otros, de una caridad real no sólo asistencial.

¿Qué lee Gilberto Gómez Maza?
Todo lo que caiga en mis manos. Lo que me falta es tiempo para leer. Me gusta todo. Mis primeros libros, he de confesar, fueron de formación personal: el joven frente a la vida, ¿cómo enfrentarte como joven?, etcétera, los clásicos de formación, después fueron creciendo las listas.

¿Qué tipo de música le gusta?
Igual, me gusta todo. Me gusta mucho la marimba. Ya les dije que el día que me muera que sea en el Calas y las horas que esté ahí, que pongan marimba, que bailen con los “Sones chiapanecos”, el “Vals Tuxtla”, la “Bajada de masa”. Me gusta mucho la música.

¿Cuál es su comida favorita?
La chanfaina, el cochito, el mole, la comida chiapaneca; eso sí, no desprecio las otras comidas, la internacional, me gusta la comida China, la comí con mi esposa, no es china pero ella me enseñó a comerla. Me gusta un poco la comida de San Cristóbal, la tuxtleca, por mi infancia, pero más que nada la chiapaneca en general.

¿A quién admiraba de pequeño?
A mi mamá porque era el padre y la madre, muy severa, muy austera, muy generosa, a veces intolerante pero me formó. De pequeño, a mi mamá, ya cuando fui creciendo a mis dos tías solteras, porque yo, en lugar de tener papá y mamá, tuve tres mamás.

¿Y ahora?
Ahora admiro a Cristo, al “Che” (Guevara), a Samuel (Ruiz), a los hermanos zapatistas, y un poquito más, a mi esposa, a mis hijos porque han sabido aguantar a este viejo.

¿Cuál es su anécdota más entrañable?
Son tantas, siendo una persona apasionada tengo muchísimas anécdotas que me han llegado, no tengo ninguna en especial, cada momento de la vida para mí me resulta hermoso, no puedo pensar en uno solo.

EN CORTO
Poder: Gobierno
Sol: Belleza
Militante: Activismo
Salud: Curación
Candidato: Gobierno
Vida: Muerte
Niño: Creciendo
Receta: Medicina
Escuchar: Sentarme
Familia: Querer
Vocación: Dar
Democracia: Cumplirla
Dios: Mi amor


SILUETA


Lugar de nacimiento: Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Edad: 61
Número de hermanos: Somos de papá y mamá dos, de sólo papá como 15.
Estado civil: Casado
Número de hijos: Cuatro y dos que se anexaron, que quiero mucho.
Número de nietos: Tres
Pasatiempos: Pues ahorita la computadora, crio bonsais, tengo unos bonsais que he criado desde hace 26, 27 años.
Película: “Lo que el tiempo se llevó”, “Amor sin barreras”, las viejas clásicas; todas las de Pedro Infante, eran mi pasión, ya no las veo porque algunas me siguen partiendo el alma, no pude hacer nada, y después de treinta años de lucha y de estar amarrado en una silla sin haber podido realizar lo que uno soñaba pues no, mejor ya no las veo.
Rituales: La comida. Comer en casa. Nunca acepté cenas, comidas ni desayunos políticos para arreglar asuntos, no aceptaba, se me hacía difícil, entonces se enojaban, no les gustaba. El comer es un ritual para nosotros, sobre todo al medio día o en la noche, en la mañana es menos.
Comentarios: Ojalá les dejen publicar la entrevista. (Risas).

7 comentarios:

  1. hermoso!!! no puedo decir mas cosas, GRACIAS por esta entrevista a un gran ser humano! soy provilegiada por conocer parte de èl, mi mayor admiraciòn!!


    Maica

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  2. TENGO LA DICHA DE CONOCER A ESTE GRAN HOMBRE Y ME SIENTO ORGULLOSO DE LLEVAR SU SANGRE Y UNA RESPONSABILIDAD DE NO MANCHAR EL CAMINO QUE EL ANDUVO.

    A DIOS GRACIAS DE TENER HIJOS COMO USTED TIO.

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  3. Preciosa entrevista, y un gran entrevistado.

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  4. Querido tio

    Que Dios lo tenga en su gloria, hoy que se despide de esta vida terrenal puedo decir que se ha ido un gran hombre, pero nos has dejado tu invaluable legado, aquel que habremos de seguir con tu ejemplo...

    "El que sirve... sirve" JGGM

    Tania G.

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  5. Una persona maravillosa siento mucho su muerte

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  6. Me apena saber de su deceso, y me retroalimento con la convicción y fortaleza que siempre mostró, la firmeza y sabiduría con la cual nos guió, agradezco la gran enseñanza médica y humanitaria, y sobre todo revolucionaria que nos brindo.
    Chiapas ha perdido a un gran hombre, un gran amigo, un gran Médico, un gran Maestro, un gran Revolucionario. Sus alumnos, familias y niños que atendió, le recordaremos y debemos ser parte de su ejemplo, de su lucha.
    A mi maestro, al gran amigo, a mi camarada, un fraternal y combativo saludo.
    Hasta Siempre
    Gustavo Palomino González

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  7. Los Chiapanecos perdimos un Gran Hombre, pero para mi en particular fue mi pediatra, mi guia como madre y lo queria respetaba mucho por su gran sabeduria.

    Que Dios lo acompañe siempre,

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