Soy la que emerge hacia la claridad
He olvidado mi nombre
y sólo el intento de recordarlo
sostiene mi cuerpo que se disipa
como estas últimas sombras.
He de recordar también, la cifra exacta de ese sueño
– y olvidarla después, como olvidé
los labios que hirieron la fruta madura de mi corazón.
Tres era la cifra y en el sueño
éramos tres los que soñábamos.
Compartíamos un mismo nombre,
un mismo cuerpo estremecido
– mas eran tres las voces que alternaban
sus mansos ríos, su trébol inconstante.
Soy la que emerge hacia la claridad.
Una a una me dejan las palabras
y sé que no he de recobrar
el dulce nombre que nos dio la noche.
Queda la oscura sensación de nuestra voz dividida,
la ronda fugitiva de nuestro aliento
que ya entrego y olvido:
murmullo en una sola agua desdichada.