domingo, 14 de agosto de 2011

II. De la cifra




Soy la que emerge hacia la claridad


He olvidado mi nombre


y sólo el intento de recordarlo


sostiene mi cuerpo que se disipa


como estas últimas sombras.


He de recordar también, la cifra exacta de ese sueño


– y olvidarla después, como olvidé


los labios que hirieron la fruta madura de mi corazón.


Tres era la cifra y en el sueño


éramos tres los que soñábamos.


Compartíamos un mismo nombre,


un mismo cuerpo estremecido


– mas eran tres las voces que alternaban


sus mansos ríos, su trébol inconstante.


Soy la que emerge hacia la claridad.


Una a una me dejan las palabras


y sé que no he de recobrar


el dulce nombre que nos dio la noche.


Queda la oscura sensación de nuestra voz dividida,


la ronda fugitiva de nuestro aliento


que ya entrego y olvido:

murmullo en una sola agua desdichada.


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