domingo, 20 de diciembre de 2009

Esto debió ser un cuento de Navidad








Para los que aman las canciones navideñas
y los que no, también.









- Ya no te amo. Al escucharlo, ella lo vio por un instante a los ojos, tomó su bolso y abandonó el café que muchas noches había sido el refugio de ambos.

Era 23 de diciembre, las calles estaban llenas de luces que reflejaban el andar incansable de los transeúntes, que salían con bolsas de regalos y artículos para preparar la fiesta de Nochebuena.

Ella caminó largas cuadras, se alejó del café y del estacionamiento donde había dejado su auto, siguió sin rumbo, al sentir el aire frío en sus mejillas recordó la primera vez que ambos pasaron la tarde juntos, la vista se le nubló y sintió en su rostro humedad, miró hacia arriba pensando que era un chubasco repentino, la noche estaba despejada, tardó en darse cuenta que era ella la que provocaba esa humedad, eran sus ojos, siguió caminando con dificultad.

El dolor en sus pies y la soledad de las calles la hizo tomar un taxi, el trayecto le pareció eterno, el taxista que había equivocado el camino, llevaba en la radio música de navidad, por primera vez desde hace mucho tiempo ella no prestaba atención, si eso le hubiese pasado unas horas antes habría pedido al taxista que apagara su radio, no soportaba esas canciones, todo lo que fuera Navidad le producía una especie de alergia en el cuerpo que la desquiciaba.

Cuando era pequeña adoraba la Navidad, esperaba con ansias esa fecha no sólo por los regalos sino porque disfrutaba decorar con su madre la casa, ambas llenaban de motivos navideños cada rincón; con el paso del tiempo esa ilusión se esfumó, por las frustradas navidades que no eran como ella esperaba o porque las desgracias familiares llegaban antes de esa fecha, que se acentuaron con la muerte de sus padres.

Con el tiempo dejó de anhelar esa celebración, se mantenía al margen de cualquier festejo, aunque las desgracias que rondaban en su familia habían quedado atrás, ella aún conservaba el pesimismo de que algo negativo pasaría.

Bajó del taxi. Al entrar a la casa abandonó sus cosas en el piso, comenzó a quitarse la ropa que fue dejando a su paso, se metió a bañar y el agua comenzó a sacarla del letargo en el que se encontraba, ¿por qué? Se preguntaba una y otra vez, sus respuestas no la consolaban. Salió de la ducha, se puso la pijama y se quedó dormida.

Su alarma la despertó a las cinco de la mañana, olvidó cambiar la hora, no tenía que ir a la oficina. Se levantó asustada, en ese momento todos los recuerdos de la noche anterior se le cayeron a los hombros que la hizo volverse a dormir. La llamada de su hermana la despertó de nuevo al medio día, la invitaba a cenar esa noche, lo hacía todos los años a pesar de que sabía que ella no llegaría. Colgó y volvió a cobijarse en el edredón.

Se levantó un par de veces a tomar agua y al baño, su cama la había convertido en su refugio. La noche cayó de nuevo. Desde su habitación, entre sueños escuchaba el ruido de sus vecinos y el movimiento constante de los autos. Ella trataba de conciliar el sueño una vez más cuando de repente las notas de una canción se filtraron entre el bullicio, cada vez más intenso: ...help to make the season brigth, Tiny tots with their eyes all aglow, will find it hard to sleep tonight...

La melodía la hizo incorporarse y abrir la ventana para escucharla mejor, las notas se hicieron más fuertes: ...and every mother´s child is goning to spy, to see if reindeer really know how to fly...

Mientras escuchaba se sentó en el sofá rojo que estaba junto a la ventana de su cuarto y cerró los ojos: ...although is been said many times, many ways, a very Merry Christmas to you... Al escuchar la última estrofa abrió los ojos y comenzó a sonreír, sorprendida ante ese hecho se dirigió al espejo, ante su incredulidad sonreía; salió del cuarto y buscó entre sus discos de vinil uno que había sido regalo de su padre, prendió la tornamesa y mientras el disco giraba mantenía la sonrisa en su rostro. No podía creer lo sucedido, como algo que le producía un fuerte malestar ahora la consolaba. El disco terminó y ella volvió a la cama.

Al día siguiente se levantó hasta al medio día, tomó un taxi y fue por su auto que había dejado abandonado en el estacionamiento, se dirigió a la casa que antes era de sus padres y que ahora ocupaba su hermana con su familia, comió con ellos y sin muestra de mayor entusiasmo permaneció ahí hasta entrada la noche.

Pasó una semana. Su única amiga la llamó para verse y tomar un café, ella omitió hablar de él, se concentró en escuchar a su amiga que le comentaba los pormenores de su cena en la casa de sus suegros. Se despidieron. Como era aún temprano, decidió caminar por el centro, pasó frente a una tienda de discos, entró. La melodía que se escuchaba por toda la tienda, era un villancico, le hizo recordar la experiencia de la otra noche. Se dirigió al aparador de cds navideños, hizo cuentas y le alcanzaba sólo para dos.

Llegó a su casa, se puso cómoda y abrió un cd, acostada en su cama se puso los audífonos y se quedó dormida escuchando a Ella Fitzgerald cantando White Christmas. Al siguiente día abrió el otro y lo puso a todo volumen.

Una semana después volvió a la rutina: levantarse a las cinco, preparar el desayuno, salir a caminar, regresar a bañarse para dirigirse a la oficina. Mientras los días transcurrían no dejaba de escuchar canciones de navidad, esperó con ansias el siguiente pago y se dirigió esa misma tarde a la tienda de discos, compró los otros tres que había dejado la vez anterior que visitó el lugar. Abrió uno en el estacionamiento y lo puso en el reproductor de su auto.

Encontró un sitio Web para descargar música e hizo una recopilación de melodías navideñas, de una sola canción buscaba las versiones que existieran y los colocaba en un archivo, rentaba películas con la misma temática, las reproducía a un alto volumen y seguía con sus labores, solo cuando escuchaba alguna canción se dirigía corriendo al televisor para escuchar con atención.

Las fiestas habían pasado y ella continuaba comprando cds de ese tema, hasta que ya no hubo ninguno que no tuviera, abandonó esa tienda y comenzó a visitar otras en su búsqueda de conseguir más cds, agotadas las opciones, frecuentaba tianguis donde aún vendían lps, como si fuera una experta coleccionista comenzó a comprarlos y continuó con cassetes.

Llegó el verano y ella se negaba a escuchar otra cosa que no fuera música de navidad, después de buscar en la red las más diversas interpretaciones de una misma canción de ese género, comenzó a buscarlas no sólo en inglés (sus favoritas) sino en español, en francés, en japonés, en italiano y hasta en ruso.

En su trabajo, en el auto y en su casa, escuchaba esa música. Se había vuelto una obsesión, los otros discos los había abandonado por completo incluso cuando salía a caminar llevaba su ipod con villancicos porque sentía que le ayudaba a acelerar el paso y caminar más kilómetros.

Sabía de memoria los nombres de cada uno de los cantantes que tenía en su basta colección, hasta tarareaba las melodías sin un mínimo error, su inglés se había perfeccionado.

Vinieron otras navidades y sólo asistía a la cena de su hermana con el bolso cargado de cds que escuchaba todo lo que duraba la cena, la primera vez que su hermana la vio llegar se alegró y tanto ella como su esposo y sus hijos sorprendidos la observaron colocar un disco de Frank Sinatra que iniciaba con la canción A Merry Little Christmas.

Con la llegada de cada navidad su colección aumentaba, tenía un mueble con innumerables discos, lps y cassetes. Si alguien osaba en preguntarle por qué esa obsesión por tener ese tipo de música, ella sólo se encogía de brazos y sonreía. Jamás se dibujó tristeza en su rostro. Su enorme colección la convirtió no sólo en una mujer excéntrica ante los demás sino en un personaje famoso.



Sofía ha envejecido. Los vecinos la llaman Doña Eterna “N” o Doña Perpetua Navidad, cuando escuchan salir de su enorme casa las notas de un villancico en plena primavera.


Gabriela G. Barrios García.

5 comentarios:

  1. q lindo cuento muy fino, de donde sacaste las referencias musicales?
    saludos
    lia

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  2. Lo que no saben es que Doña N hace años le econtraron un zotano lleno de cadáveres donde tenía secuestradas personas que utilizan botargas de santa claus para ganarse la vida.

    Les hacía comer esferas de cristal y posteriormente cacahuates con bastante limón y chile piquín, mientras se escucha:

    Oh! You better watch out,
    You better not cry,
    You better not pout,
    Im telling you why:

    Santa Claus is coming to town!!

    She's making a list,
    She's checking it twice,
    She's gonna find out
    who's naughty or nice.

    Felices fiestas!! consumidores navideños.

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  3. Gracias Lia por tus comentarios, las referencias musicales las hice en youtube, buscando a algunos de mis cantantes favoritos interpretando canciones navideñas.

    Saludos.

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  4. Gracias Emilio por el microrelato del cuento, muy divertido por cierto.

    Saludos.

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  5. felicidades madrina ese cuento es muy bonito, sus cambios en la textura de amor, tristeza, ala obsesion por algo que ella creia que le causaba mucho dolor, al final fue la causa de su verdadera felicidad... en fin me gusto
    saludos
    maria del carmen

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