A veces amanezco
y el corazón me pesa más
que de costumbre;
entonces
intento aborrecer lo que de ti persigo:
boca, corazón, fuente de piel,
intento odiarte a ti como a enemigo.
Pero no,
no eres tú la causa de mi mano sola
ni de que me duela la piel
de tan intacta.
(Tú sabes...
siempre buscamos chivos expiatorios.)
Julieta Arteaga
Un abrazo a las dos. Esta es mi primera vez, en dejar un comentario, y me siento feliz de hacerlo
ResponderEliminarFelicidades
Querido Luis Daniel:
ResponderEliminarQue grato saber que formamos parte de tu primera vez... en dejar comentarios en los blogs. Hemos recibido tu abrazo y también nos sentimos felices por ello. Esperamos verte pronto, tenemos un café pendiente.
Mujeres inteligentísimas, sensibles y bellas.Un abrazo a las dos!! Nelly Eblin
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